¿Llegó el día del Juicio final para el Periodismo que conocemos en Latinoamérica?
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A medida que las organizaciones de noticias tradicionales migran al social media ante los nuevos hábitos del consumidor, las universidades del mundo se preparan para enfrentarse a un giro 360º continuado en la forma de formar a los nuevos periodistas.
Hace más de un año, estaba escuchando un poderoso intercambio de ideas entre Pierre-Elliott Levasseur, presidente de La Presse en Montreal, y unos de los críticos de prensa más importantes de Canadá, Jesse Brown. El debate alcanzó su momento álgido e inesperado, cuando Brown presentó una tendencia emergente:
“El porcentaje de periodistas que practican el periodismo escrito, que son empleados de compañías digitales pequeñas o por cuenta propia en Internet, van a subir como la espuma por ser el auténtico soporte profesional del periodismo actual. Mientras que la cantidad de periodistas que lo están haciendo para grandes periódicos como La Presse van a bajar casi hasta convertirse en anécdota estadística”.
Son muchas las voces en el mundo que anunciaron ya en el 2016 y antes, la desaparición del periodismo tradicional tal y como se sigue dibujando en las universidades más conservadoras de nuestro país, hacia la demanda actual de un periodismo en nuevos formatos digitales en la red de redes.
La realidad de Colombia en concreto y de Suramérica en general en base al retraso de sus sociedades y su sistema de consumo con respecto a los países más avanzados, permite que sobrevivan aún, por poco tiempo, un concepto de periodismo que ya no es real, factible ni rentable, como núcleo de los pensum aprobados por los ministerios que se olvidaron de los cambios radicales que las tecnologías están creando minuto a minuto en todos los sectores, más, en los que marcan la forma de informar y formar.
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La aparición de Internet hace siglos ya digitales contados en bit y con él, de nuevos formatos más óptimos para contar y difundir noticias, implicó analizar, descubrir, consensuar, debatir, indagar, estudiar, investigar los nuevos medios y obligó a las universidades y medios informativos al desarrollo del periodismo en Internet, real medio de difusión masivo en la actualidad sin margen a la discusión y en detrimento de los medios clásicos.
Dada la evolución de las tecnologías de la información y su impacto en el ecosistema informativo y mediático, no quedó, entonces, más que afrontar nuevos retos con iniciativas ambiciosas. Desgraciadamente esta realidad en Colombia está en un primer proceso de concienciación, ni siquiera de investigación para su posterior desarrollo e implantación en las aulas.
Por ello, en primer lugar, y aunque nos cueste creerlo, debemos asumir que la transformación del periodismo es una realidad y por lo tanto ineludible. En segundo término y como consecuencia de dicha transformación, la enseñanza-aprendizaje de la disciplina ciberperiodística tiene que adaptarse a estos cambios y exigencias innovadoras en la docencia con carácter inmediato, sino queremos seguir sacando historiadores de periodismo en vez de profesionales de la comunicación e información que se encuentren a la hora de buscar trabajo más desubicados que un burro parqueado en un parking al lado de un Seat León y un Jaguar.
Reconozcamos que las promociones actuales que se licencian semestre a semestre no han sido preparadas seriamente para estos cambios, y peor, que los claustros académicos están repletos de catedráticos que se apegan al pasado por desconocimiento del presente y que parece que no quieren perder su estatus ante una obligada puesta al día de conocimientos.
En este contexto, las facultades de comunicación y escuelas de periodismo deben asumir nuevos roles y convertirse, además de en motores del conocimiento científico y teórico, único sentido de su existencia, en laboratorios de prueba y error auténtica filosofía por la que fueron fundadas en el siglo XVI. Más aun, incluso como incubadoras de emprendimientos en donde se experimente con nuevas narrativas y nuevos modelos de negocio con tecnologías emergentes.
Lo peor es que esta realidad en pleno 2019, ya se desarrolló como situación de cambio en el panorama que se dibujaba hace 3 años. Recordemos entre otros muchos actos que se realizaron en el mundo sobre esta temática, la realizada en noviembre de 2016 en el VI Congreso Internacional de Periodismo en Red, en la Universidad Complutense de Madrid que puso un momento de inflexión del saber hacer de los medios, los entes académicos y profesionales de la información.
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Todo los temas tratados y debatidos en aquella sexta edición estuvieron relacionados con el periodismo multimedia y digital, destacando en un trabajo de predicción merecedora del investigador y doctor Nostradamus, lo que ha llegado a ser el estado actual de la profesión periodística, la formación y el aprendizaje multidisciplinar; los modelos de negocio, informativo y narrativo; las tendencias del periodismo profesional y las tecnologías emergentes; las nuevas narrativas transmedia y multimedia; el uso de drones, realidad virtual, la expansión del hiperlocalismo y por supuesto, el periodismo a partir del móvil como piedra angular del reporterismo.
Temas todos de gran interés cuyo telón de fondo buscó ser un aporte en la construcción del ciberperiodismo del futuro en aquel entonces y de la realidad en la actualidad, en suma, del periodismo en nuevos formatos y que nuestras universidades no estuvieron atentas a descubrir en su momento y que en pleno 2019 siguen sin entender que aquel trabajo predijo el cambio de la actual realidad de la forma de informar y consumir periodismo en el mundo.
Pero si esta es una situación incuestionable para profesionales y catedráticos, qué decir a los estudiantes de periodismo. ¿Realmente los jóvenes y futuros periodistas son conocedores de la maravillosa pero difícil profesión que han elegido? ¿No son conscientes sobre que su panorama profesional real no pasa ya irreversiblemente por ser contratados por un periódico o televisión?
El periodista de siempre tuvo que salir a buscarse la vida, a encontrar la noticia, a crear un hueco de respeto y nombre en la profesión. El periodista de hoy en día, debe hacer lo mismo a lo que se le añade; saber que él será principalmente su empresario, que deberá vender la noticia que haya buscado, editado, y comercializado, que tendrá que hacer sus planes de marketing y publicidad para dar a conocer su nombre (marca) y que como empresario deberá conocer legislaciones y reglas económica de cambio internacional entre otras muchas asignaturas que la universidad prevé.
Ya no vale sino se quieren comerse su título cuando salgan a la vida real como primer plato y único pues como periodistas competitivos no sé si tendrán preparación para ganar por falta de conocimientos y apresto para llegar a comprar el postre.
En próximos reportajes tocaremos estos y más asuntos de candente realidad.
Posdata os guste o no, anímate a dar tu opinión, escribe, opina, da a conocerte con un comentario. Sino eres capaz de hacer ni siquiera eso, ¿Qué tipo de periodista crítico quieres ser?
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Nos vemos.
El Profe.
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