top of page

¿Por qué las universidades de siempre a pesar de saber la realidad de la formación que imparten no e



Algunos, los que piensan mirando a su ombligo y a sabiendas, no actúan con cara a la realidad de su entorno me podrán tachar de tener algún tipo de fobia contra la magna institución. La realidad es que el que me conoce sabe que es todo lo contrario, tengo una gran admiración y respeto por la instauración de la investigación como cimiento de su existencia consagrada a la difusión del conocimiento y la importancia que ejercen sobre cualquier sociedad que se considere sana y próspera.

Quizás es por eso que cuando percibo que las instituciones hispanohablantes sobre todo de América, en una gran mayoría, siguen enrocadas en paradigmas mohosos y trasnochados que se arrastran en el recuerdo de sus formas y protocolos a los inicios del siglo XII me revelo y denuncio. En el mundo laboral hay un mantra que se repite con cierta frecuencia: las universidades no están enseñando lo que las empresas necesitan.

La frase puede ser más o menos cierta en función de lo que podamos esperar de la enseñanza universitaria, pero describe una situación meridianamente real: a menudo, sobre todo en cuestiones tecnológicas, las universidades imparten unos conocimientos que pueden servir como base, como punto de partida, pero a la hora de la verdad el mercado laboral precisa de unas aptitudes y conocimientos que rara vez se enseñan en la educación reglada.

El mantra se repite: las universidades no están enseñando lo que las empresas necesitan. Y la pregunta por evidente parece ser que no se genera en la conciencia de nadie con capacidad de decisión ¿Deberían adaptar sus modelos educativos al mercado laboral o proporcionar conocimientos de punto de partida?”

No se puede llenar los planes de estudios de conocimientos teóricos impartidos por respetados estudiosos de la materia que nunca han ejercido dicho conocimiento en el mundo laboral. Ni cerrar la formación de nuevas actividades profesionales nacidas de las nuevísimas tecnologías porque no existen doctores en esas materias revolucionarias de nuevo marchamo o peor, darle la responsabilidad de impartirlas a personas que desconocen la realidad de las mismas.

Esto nos lleva a un debate sin fin: ¿deben adecuarse los estudios universitarios a “lo que las empresas necesitan”? Si el mercado laboral tecnológico va cambiando y evolucionando a una velocidad endiablada, ¿deben ir adaptando las universidades sus modelos educativos a igual velocidad? ¿O, por el contrario, deben proporcionar a los alumnos unos conocimientos neutrales y objetivos que sirvan como punto de partida para, más tarde, adaptarse como se pueda y ellos mismos a lo que el mercado laboral les acabará exigiendo en realidad?

Como europeo pondré ejemplos de España que es el país les guste o no a los hispanohablantes marca la pauta para bien o para mal, de lo que sucede en los países de habla española por pertenecer al mercado más exigente del mundo. La comunidad Europea del que todo profesional de la educación conoce como uno de los más estrictos e innovadores:

según la Grand Coalition for Digital Jobs, impulsada por la Unión Europea, en 2020 habrá cerca de 825.000 empleos digitales... que desgraciadamente no serán cubiertos.

Es decir, que, pese a las altas cifras de paro en todo el continente, Europa se encontrará dentro de dos años con que, aunque las empresas podrían demandar hasta 825.000 profesionales, en realidad no serán capaces de cubrir esas vacantes porque no encontrarán perfiles profesionales que tengan una cualificación adaptada al puesto de trabajo en cuestión.

No es el único estudio en este sentido. De hecho, otros son aún más desilusionantes. Es el caso del último informe de empleo digital elaborado por Randstad, que eleva las cifras de manera muy peligrosa: según la consultora, en 2020, sólo España ya tendrá 1,9 millones de vacantes profesionales que quizá no puedan ser cubiertas por la falta de cualificación de quienes pretendan optar al puesto.

Todo ello pese a que, España cuenta con más especialistas TIC. Aunque, a la vista de las previsiones, las cifras de especialización seguirían siendo claramente insuficientes.

Ahí les dejo la reflexión que no me cabe la menor duda revuela sobre la cabeza de todos más en un mercado latino que cuenta con más de 500.000.000 de consumidores de habla hispana en el mundo.

Esta realidad se hace patente en las ciencias de periodismo y comunicación, llámese como se quiera cine y televisión, multimedios, etc. y no digamos de las que forman traductores en pleno siglo XXI donde el audiovisual es el motor del entretenimiento, la formación y divulgación de todo tipo de contenidos.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

¡Bueno entonces que será primero el huevo o la gallina? ¿Las instituciones se ponen mano a la obra y renuevan sus conceptos formativos, de estructura curricular y sus protocolos y normas internas o los alumnos ignoran estos estudios inútiles y costosos o peor, reivindican bocina en mano los cambios que todos sabemos que hay que abordar con prontitud? ¡A los ministerios ni me refiero!

Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page