Competencias de los educadores colombianos del siglo XXI
La penetración de Internet como fuente de información cada vez más extensa pero también más accesible, dinámica, multimodal y por supuesto, actualizada, nos obliga a revisar el papel que desempeñan los educadores y distintos agentes involucrados en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Aun es presente para muchos profesores la dificultad por motivos de distancia, acceso a líneas digitales entre otras muchas circunstancias que rodean a los centros docentes en nuestro país a las fuentes de conocimiento básico, siendo en pleno siglo 21 aun escasas para muchos superhéroes de la enseñanza en Colombia y de difícil comprensión para la mayoría de los habitantes de esta gran nación que sigue reprobando la asignatura de la educación. La labor del maestro hasta hace muy poco tiempo imprescindible como fuente de conocimiento. Un conocimiento que, en muchos casos, tenía, tiene que elaborar y adaptar a las circunstancias de su entorno.
La incorporación de los libros de texto en las aulas aliviaba esta tarea a la vez que garantizaba ciertos estándares de calidad. A cambio, el maestro pasaba a ser, en cierta medida, mediador entre sus alumnos y los libros de texto. Su papel principal como transmisor de conocimiento no había cambiado sustancialmente. ¿Por qué? Porque para sus alumnos, adquirir conocimientos mediante la lectura seguía siendo una ardua tarea. Por lo tanto, los discursos y charlas del profesor hacían (en medida) más fácil de discernir el conocimiento sobre la materia. La capacidad de comunicación de un profesor comparada con la lectura de un libro de texto seguía siendo infinitamente mayor.
Pero, ¿qué ocurre ahora? En la actualidad existen recursos audiovisuales de muy fácil acceso que pueden tener un poder de comunicación incluso superior a la del maestro. El efecto en la comprensión de un niño, de un joven universitario, de un profesional en reciclaje, que tiene un vídeo mostrando el movimiento de un paramecio es difícilmente comparable al de una fotografía acompañada de la mejor explicación.
Pero este hecho no se le escapa al maestro que aprovecha estos recursos en beneficio de sus alumnos. El maestro de este siglo, el tutor, el educador de formación para el trabajo, se convierte en el mediador entre los alumnos y estos recursos audiovisuales ya en línea.
Con estas herramientas primero se libera al educador de tener que elaborar y adaptar el conocimiento. Ahora, estamos en el proceso de liberarle también de tener que comunicarlo. La pregunta es pertinente y no debemos tener miedo a formularla: Entonces, ¿cuál es el papel del educador en el siglo XXI? ¿El de seleccionar los recursos y ofrecerlos a sus alumnos? Evidentemente no: tenemos tareas más importantes que hacer y, además, es cuestión de tiempo que también en nuestro país se generalice el uso de libros audiovisuales.
Lejos de cuestionar el papel de los profesores en las aulas, debemos ser conscientes de la enorme oportunidad que toda esta transformación genera. Ahora, después de mucho tiempo, tenemos la posibilidad de volver a formularnos preguntas esenciales cuya respuesta ha de llevarnos por fuerza a nuevos paradigmas educativos más poderosos, más efectivos y más satisfactorios:
¿Qué es lo más valioso que puede aportar el profesor a su comunidad de aprendizaje?
¿De qué tiene que ser experto?
¿Qué capacidades tiene el profesor que todavía no ha adquirido el alumno?
¿En qué debemos entrenar a nuestros alumnos?
¿Cómo, con qué metodología?
Todo esto lo analizaremos en próximo reportaje.
Saludos compañeros docentes.
Laurentino Martín Villa